sábado, 25 de febrero de 2012

Cascar el huevo

Hoy era uno de esos días en los que no me tocaba vigilar patio. Sin embargo, mientras atravesaba el arenero en el que juegan mis niños, uno de ellos, de seis años, se ha acercado a mi muy compungido y con un exagerado gesto de dolor y me ha dicho que un compañero "le había dado una patada en el huevo".
Observándolo para valorar con todo tipo de datos gestuales el alcance de la lesión le he preguntado por sus sensaciones (con un poco de sorna, la verdad) 
El niño, al que podemos llamar Pepito, me ha dicho: - ¡¡Pues nada!!, que me lo ha cascado
- ¿Cascado, el qué? - le respondí yo, con mucha guasa. Mucha ya.
- ¡El huevo, profe!
El agresor ha sido interrogado inmediatamente. En su defensa hay que decir que "yo no quería cascar ningún huevo, profe. Solo le he dado una patada en los cojones. ¡Y ya está!"

Cumpleaños Feliz

A las puertas estoy ya de cambiar de década. ¡ Con lo lejos que parecía estar este momento !
Tengo a los míos preocupados porque les he pedido una fiesta sorpresa. Así de chula soy yo.

Ando revuelta, no creáis. Una ciática que no perdona, un estado de dieta permanente para mantener mi talla, cremas por la noche, por la mañana, mascarilla los viernes (los que me acuerdo)...y un mirarme al espejo de vez en cuando para reconocerme.
Es tan largo el camino y tan breve el tiempo que tenemos para recorrerlo...que intuyo que el resto pasará igual de rápido. En un suspiro. Y me queda, como a todos, la constante de que no doy para todo. Ironía cruel...pues el reloj no existe  de un modo natural...

Soy de las que disfruta de no hacer nada. Sentarme a mirar, a pensar, a recordar o a inventar. Sin embargo, a veces me acompaña la sensación de inconformismo, o de culpa.
Lucía se queja desde que tenía tres años de que le ha tocado en el reparto una mamá pensante...ausente, quiere decir, muchas veces sin hacer nada, y tan metida en ese papel estoy, que no respondo bien a sus estímulos, y no me concentro para jugar a las muñecas, a médicos o a maestras...
Y lo asume...pues no hay más.

No obstante, me consta que lleva una semana preparando algo que me va a encantar y que ni me imagino...en palabras de ella. Me guiña el ojo de vez en cuando y sacude su mano para demostrar que se trata "del  no va más". Aprovecha esos ratos de ausencia que tiene su mamá pensante para trabajar en algo que seguro estará muy elaborado y que será de lo más artesanal.
Y ya me tiene convencida. Solo con su existencia tengo un regalo diario.

jueves, 16 de febrero de 2012

Bendita condena

Estoy al borde de su cama. Lucía suspira porque no "reconcilia" el sueño.
Yo, le sigo la corriente, asiento con mi cabeza  y dejo escapar algún pensamiento distraído mientras ella parlotea y saca conclusiones sorprendentes de la vida.
Controla el verbo, la expresión, los movimientos de sus manitas y me pregunta por cosas que no tienen respuesta.
Da igual, no admite silencio. Así que debo encontrar algo que sea de su agrado.
Invento una historia convincente, que se ajuste a su realidad. Cuando termino la tranquilizo y la beso.
- Aprieta fuerte los ojitos, mi vida. Así nos reconciliamos con el sueño.
Entonces sí. 
- Buenas noches, mamá. Que sueñes con los angelitos.
Y me condena, noche tras noche, a soñar con una niña rubia, con ángel en la mirada... que se reconcilia con el sueño.
Mira tú, por ahí vuelve a asomar...